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Por amor a los muertos

Recién iniciaba el 2 de noviembre cuando una multitud bailaba La Cumbia del Mole, el éxito de Lila Downs, sin importar que afuera del Gran Tlachco lloviera intensamente. Nadie en ese foro del parque Xcaret pensaba en abandonar el lugar; todos permanecían atentos al concierto de la intérprete mexicana en el marco del 11 Festival de Tradiciones de Vida y Muerte, que tuvo lugar en Riviera Maya.

Un par de horas antes, en la puesta en escena “Entre Tumbas, vivos y muertos”, Ignacio López Tarso, acompañado de Los García -el único trío de cuatro músicos, como los presentó el actor-, interpretó corridos ante un lleno total en otro foro del parque. Todos celebraron el ingenio de López Tarso y cantaron, a coro, algunos de los corridos más conocidos, como el de Zapata, el del Agrarista y el de Benito Canales.

Entre ambos recintos, los senderos de Xcaret lucían adornados por miles de pétalos y botones de cempasúchil; algunas estaciones con pinturas y espejos invitaban a los presentes a convertirse en catrinas y catrines cerca de altares monumentales elaborados por el invitado de honor del festejo: el estado de Puebla, quien puso su sello particular a esta celebración en honor a los muertos.

Miles de visitantes al parque, entre quintanarroenses y turistas atraídos por el festival, recorrían cada centímetro del lugar ávidos de observar danzas tradicionales, obras de teatro y conciertos. Algunos de ellos, asiduos a la celebración año tras año y puntuales a la cita del 2016, que inició el domingo 30 de octubre.

Una delegación poblana integrada por danzantes, artesanos, cocineras tradicionales y músicos, conquistó la simpatía de los asistentes. Los escenarios de La Isla, Gran Tlachco y del foro donde se realiza la representación del Juego de Pelota, lucieron enormes filas de visitantes nacionales y extranjeros que, con el rostro pintado de calavera, aplaudieron minutos después las danzas tradicionales ejecutadas por habitantes de distintas comunidades de Puebla.

Particularmente la representación del Huey Atlixcáyotl, puesta en escena del festival de música y danza que se celebra el último domingo de septiembre en Atlixco, Puebla, llenó de color y alegría el escenario del foro principal de Xcaret, y fue de las más aplaudidas por el público. Todos parecían fascinados por el andar cadencioso y elegante de las poblanas, aunado al sonido que hacía el látigo de un diablo travieso que recorría cada espacio del escenario dando brincos.

La Catrina en Vivo, espectáculo montado por Erick Ricardo Luna en el foro La Isla, presentó una reflexión humorística en torno al significado de la muerte para los mexicanos. La imponente caracterización del actor y el humor de sus cavilaciones -musicalizadas en una ocasión con el éxito de Chava Flores “Cerró sus ojitos Cleto”- mantuvieron al público atento al desarrollo de la obra, que concluyó con una larga ovación para el actor.

Cementerio de colores

Al recorrer las instalaciones de Xcaret, el homenaje a los muertos arropa a los visitantes.

El Puente al paraíso, cementerio recreativo del parque, alberga 365 tumbas adornadas con los elementos más inesperados; desde trozos de llanta hasta botellas, pasando por campanas, azulejos y pinceladas de humor con frases como esta: “Aquí descansa Dolores Cho Kante. Señor, recíbela con la misma alegría con la que yo te la envío”. O ésta: “Acá yace Juan García, que con un fósforo un día fue a ver si gas había, y había”.

En la parte baja del cementerio, una cruz monumental se levanta del suelo apuntando a un agujero que revela parte de la naturaleza exuberante que rodea a la construcción. En torno suyo, 365 nichos vacíos, uno por cada día del año, atestiguan el paso descendente de una espiral de agua que llega hasta la base de la cruz. El lugar, conocido como El útero de la tierra, cautiva instantáneamente a los viajeros y se convierte en uno de los más fotografiados del destino.

De vuelta a la superficie, una amplia variedad de espectáculos competía por la preferencia de los más de 51,000 visitantes que, estiman los organizadores del Festival, acudieron a la edición 2016 de esta celebración anual. Mientras tanto, las ganas de celebrar el Día de Muertos siguen latentes en el parque turístico de Riviera Maya.

Vía: alberto.romero@eleconomista.mx