Con una asistencia de más de 50 mil visitantes, el Festival de Tradiciones de Vida y Muerte de Xcaret se realizó exitosamente, con la participación del estado de Puebla como invitado especial con su fiesta Atlixcáyotl, un festival cultural de música y danza de Atlixco y distintas regiones del estado, que cada año se realiza el último domingo de septiembre en el cerro de San Miguel, donde se encuentra el Netotiloyan, un milenario centro ceremonial cuyo nombre en náhuatl significa “cerro de la danza”.
El Festival de Vida y Muerte de Xcaret se realiza desde 2006 y promueve la preservación de las celebraciones de Día de Muertos en México, reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Durante sus 11 ediciones, a Xcaret han llegado representaciones de los estados de Chiapas, Tabasco, Quintana Roo, Michoacán y Campeche, son expresiones de danza, música, teatro, gastronomía tradicional, pintura, fotografía, y los ancestrales altares de muertos.
Durante esta edición también participaron los famosos chinas y charros de Atlixco y la danza de los negritos de Zacatlán; así como altares, muestras gastronómicas, danza, música y artesanías de Huaquechula, Tochimilco, Izúcar de Matamoros, Cuetzalan, Chignahuapan, San Andrés Cholula, Hueyapan, Tlatlauquitepec, Pahuatlán y Huauchinango. Además se exhibirá un altar monumental de la ciudad de Puebla, diseñado por el maestro Rodolfo Villena Hernández, acreedor al primer lugar nacional del “Gran Premio de Arte Popular”.
La cantante Lila Downs, presentó su concierto “Balas y Chocolate”, basado en un nuevo material discográfico en el que canta a la esperanza y a un mejor porvenir para todos.
También se contó con la actuación de Don Ignacio López Tarso con la obra “Entre Tumbas, Vivos y Muertos” acompañado por los músicos norteños “Los de García” dirigidos por el Maestro Manuel Cervantes y liderado por la hermosa voz femenina de Sofía Montaño.
EL HANAL PIXÁN
Los mayas, al igual que los demás pueblos mesoamericanos, expresan un profundo interés por la muerte, el cual puedes observar en sus manifestaciones artísticas durante distintas épocas.
Para los mayas de antaño y los actuales, los muertos tienen vida, por lo tanto sus espíritus tienen necesidad del sustento tanto como los vivos. Por esta razón les preparan los guisos que solían disfrutar en vida, para mantenerse con energía durante su trayecto desde el más allá. A lo anterior se agrega la festividad católica de Todos los Santos y la liturgia de los Fieles Difuntos, ambas con una larga tradición que se fusionó con el cristianismo introducido por los españoles, dando como resultado la práctica sincrética del Hanal Pixán.
El Hanal Pixán, Día de Muertos o Época de Finados, además de ser una de las prácticas más íntimas de las familias en la Península de Yucatán, tiene la virtud de congregar a la mayor cantidad de sus integrantes.
Es una época de retornos: los vivos, que por diversas causas se ausentaron del tronco familiar, regresan para participar en los preparativos de la celebración. Vuelven las almas de los seres queridos a compartir los alimentos que les ofrecen con cariño, entonces, vivos y muertos se reúnen nuevamente. Y así, de familia en familia, de una generación a otra, esta milenaria tradición se continúa manteniendo a través de los siglos.